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El protocolo en la mesa

El protocolo hoy en día, aunque comúnmente se entiende como un término o acción anticuada, realmente si profundizamos en su origen podemos observar que sin el, no seríamos capaces de convivir en sociedad. Esto se debe a que esta convivencia va mucho más allá de las normas o leyes que debemos cumplir como ciudadanos, también debemos aprender cómo saludar, escuchar o vestir adecuadamente para conseguir transmitir un mensaje correcto. 

Ser puntual, cordial o amable son cualidades que nos proporciona el protocolo, cualidades que como seres humanos vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida, las que nos hacen diferenciarnos del resto de seres vivos. Hoy veremos cómo se utiliza el protocolo en la mesa y os desvelaremos algunos detalles que quizás no conocíais, aunque estamos seguros que podréis implementarlos en vuestra próxima comida o cena.

Primero que nada, aprovechando que se acerca ahora la temporada de bodas y demás eventos, para los más despistados os dejamos a continuación cuál sería el orden correcto a la hora de organizar los elementos de una mesa. 

Cómo podemos observar, la servilleta iría colocada a la izquierda del plato, sin embargo, también se puede posar sobre el mientras no se manipule mucho con las manos y se coloque encima de un plato de presentación que posteriormente se retire cuando empiecen a traer la comida. En cuanto al plato del pan y su cuchillo, siempre irán en la parte superior izquierda de la mesa, junto a los cubiertos del postre. 

La colocación de los cubiertos, utilizándolos de fuera hacia dentro, se debe al orden que seguirán los platos según se vayan sacando a los comensales desde la cocina, asistencia conocida como “servicio a la americana”.  

¿Y cuál es este orden? Pues seguro que si habéis asistido a alguna boda podréis intuir que primero se sirven los caldos o cremas, seguido de ello si lo hubiera, irían las ensaladas, pastas y arroces y, a continuación, se ofrecería el pescado o la carne culminado con un postre. 

Las copas son elementos fundamentales al igual que la cubertería, por ello se distribuyen como se indica en la imagen de referencia. La copa de agua sería la que encabezaría la fila, seguida de la de vino tinto y posteriormente la de blanco. Si al final de la cena se diera un brindis, la copa de cava se situaría detrás de todas las mencionadas.  En caso de contar con una copa de vino rosado, esta se ubicaría entre el tinto y el blanco, pero debemos tener en cuenta que como máximo puede haber 4 copas encima de la mesa.

Con relación a los alimentos ofertados, destacar que deben mantener la misma intensidad de sabor que los vinos acompañantes y, normalmente se maridan con la salsa, no con la carne o pescado, ya que es esta la que le confiere el gusto a nuestro paladar. 

Además, no toda la carne se marida con vino tinto, ni todo el pescado con vino blanco, estas combinaciones dependen de la grasa que contenga el plato por lo que, si se sirve un pescado muy graso como el atún, este irá maridado con un vino tinto, mientras que si se sirve una carne blanca, como puede ser el pollo o el pavo, esto se podría combinar perfectamente con un vino blanco. Por otro lado, los vinos espumosos suelen servirse con pescados o mariscos y, los vinos rosados se ven más con postres, aunque no se sigue una regla muy estricta al respecto. 

Con esto, nos despedimos por hoy. Esperamos que después de esta pequeña clase de protocolo hayáis podido solventar algunas dudas o por lo menos, que vuestras ganas de beberos un buen vino o disfrutar de una rica pieza de carne hayan aumentado. 

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