Tradición alfarera en el norte de España

Es fácil reconocer los paisajes y la gastronomía del norte de España, tan solo con ver una foto ya lo localizamos en el mapa sin problemas y la elaboración de una receta nos lleva a sus tierras en un segundo, pero hay algo más que forma la esencia de estas regiones, su cerámica. 

La alfarería es uno de los oficios artesanos más extendidos por el mundo. Poco a poco, como ocurre con la artesanía en general, se ha ido perdiendo esta tradición y ya son pocos los alfareros que viven de esto, pero por el camino han dejado un gran legado. Tradición que pasa de padres a hijos, aún podemos encontrar en menor medida talleres de alfarería. 

Seguro que has visto alguna pieza de Sargadelos o de cerámica negra pero no lo situabas en el norte del país, en Galicia y Asturias respectivamente. Hoy nos centramos en estos dos tipos de cerámica que se han hecho un hueco en la historia y tradición de estas dos regiones españolas. 

Cerámica negra

Asturias es tierra de mineros y quizás por eso la cerámica negra se haya convertido en una de sus señas de identidad, aunque la realidad es que el barro adquiere ese color durante el proceso de cocción.

Este tipo de cerámica se trabaja principalmente en Llamas del Mouro, Faro y Mirando en el concejo de Avilés. Se desconoce el origen real de las piezas de cerámica negra, se han encontrado restos de formas alfareras con más de mil años de antigüedad, pero no se ha podido detallar una fecha. Lo que si es seguro, es que Jovellanos ya hablaba de estas piezas negras en sus textos, en los cuales describía el proceso al que se sometía el barro para terminar teniendo ese color negro brillante. 

Cerámica negra en Asturias

Hay dos aspectos fundamentales en las piezas de cerámica negra, por un lado su calidad que se consigue mezclando barro claro y colorao; y por otro su color, resultado de la cocción de estas. Para ello el horno es alimentado con maderas de alto poder calorífico y al final de la cocción se tapona la chimenea para que el humo, carbono, penetre por los poros de las vasijas tiñéndolas de negro. 

Además de algo meramente estético, las piezas resultantes de este proceso de elaboración son más resistentes, rompiéndose con menor facilidad, y conservan mejor los alimentos y líquidos. 

Las décadas anteriores a la Guerra Civil, supusieron el momento de mayor actividad de la cerámica negra. El abandono de los talleres y la emigración de los alfareros a otras zonas más pobladas hizo que esta técnica casi desapareciera, pero la creación en 1975 de la Escuela de Cerámica de Miranda, hizo que se recuperara. 

Sargadelos en Galicia

En contra posición al negro de las piezas asturianas tenemos la cerámica de Sargadelos de Galicia. Estas piezas blancas con diseños en ese azul tan característico se han convertido en una seña de identidad de las tierras gallegas. 

Sargadelos nace en 1806 con la inauguración de una fábrica de cerámica en Cervo, Lugo. Antonio Raimundo Ibáñez fue el precursor de esta idea al percatarse de la cantidad de materias primas que había cerca. La fábrica fue un negocio familiar hasta que en 1875 tuvo que cerrar por las perdidas. No fue hasta 1968 y gracias a Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane que la fábrica fue restaurada y se empezaron a elaborar piezas de porcelana. Así se inició la reinvención de Sargadelos que dura hasta la actualidad. 

Una de las señas de identidad de Sargadelos es que siempre ha estado ligada con la tecnología de la época, han sabido adaptarse a los distintos momento, y siempre han sido en cuanto a técnicas de horneado de pintura y color. Aunque en la actualidad la ayuda de las máquinas a la hora de la elaboración de las piezas es innegable e inevitable, se siguen decorando las piezas a mano. 

Los diseños en azul de las distintas piezas, son uno de los puntos más característicos de la cerámica de Sargadelos. Los motivos y las formas están inspirados en la tradición y cultura gallega, sobre todo en la celta. 

Vajillas, elementos decorativos, jarrones… todas las piezas Sargadelos han conseguido llevar el alma gallega por todo el mundo. 

Sin duda una parte curiosa de estas regiones de nuestro país, que aún siendo más desconocidas forman la base de sus culturas. Si visitas Galicia o Asturias no dudes en visitar los talleres locales o las pequeñas tiendas que venden estas piezas, porque ahora más que nunca España es tu marca. 

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