Valle de Agaete, el cafetal más antiguo de Europa está en Gran Canaria
El tiempo pasa rápido. Enseña. Deja huella. Y dos siglos podrían parecer una eternidad o apenas un abrir y cerrar de ojos. En Finca La Laja, ubicada en el valle de Agaete, estos 200 años tan solo es el reloj que marca la tradición cafetera de la familia Lugo. Un total de cinco generaciones dedicadas al cultivo del café más antiguo de Europa.
Se trata de la variedad arábica Typica, una de las más remotas que existen. Tan fragante y aromática, que son múltiples las sensaciones y los olores que desprende: chocolate, toques cítricos e incluso regaliz. Estamos hablando de una variedad poco productiva, pero que da como resultado un café de grandísima calidad.
Tradición y ubicación
Y es que todo está relacionado. La tradición y dedicación de la familia Lugo, y de las más de 50 familias que forman parte de la asociación Agroagaete – centrada en la promoción del cultivo del café de la zona- y las tan favorables características del valle.
Agaete se ubica en unas montañas que pertenecen a la primera explosión de la isla de Gran Canaria, de hace más de 14 millones de años, y se encuentra protegido por el pinar de Tamadaba. El terreno volcánico del valle se eleva a unos 400 metros de altura, lo que da lugar a unas condiciones climatológicas excepcionales, y por tanto, a un café único en el mundo. Asimismo, gracias a estas temperaturas, en la zona también se consiguen frutas tropicales como mangos, guayabos y aguacates.
En cualquier caso, la mayor parte de las fincas son pequeñas plantaciones de café. Estas siempre tienen que estar plantadas a la sombra de otros tipos de cultivos para que le aporten humedad. En concreto, estos cafetales están protegidos del sol por los naranjos y las parras, lo que originan una simbiosis climática única. El agua mineral, que se filtra por el suelo volcánico, lleno de magnesio, tiene un montón de propiedades.
Finca La Laja
En la plantación Finca La Laja existen más de cuatro mil plantas. Se trata de un cultivo muy importante, que mejora año tras año para conseguir una taza de la excelencia. En el proceso previo, se va seleccionando cereza a cereza, quedándose con las mejores; después del beneficiado, se hace una nueva selección, grano por grano, escogiendo los que llevan el mejor tostado, y por tanto, el mejor café.
En los últimos años la finca ha estado muy implicada en la promoción de la cultura del café, desde la planta hasta la taza, pasando por todos los procesos. Algo en lo que también ha ayudado la labor de la asociación Agroagaete.
Desde aquí, nos hacen una recomendación. Si se quiere un café de calidad, tiene que ser arábica, de tueste natural. Para conseguir una taza exquisita, hay que comprar los granos, conservarlo en la nevera y molerlos en el momento que se va a consumir. ¡La mejor compañía que se nos ocurre para combatir este frío!
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