Oro Vegetal: qué sabemos sobre la bio-joyería
En un mundo que empieza a tornarse a lo ecológico, no iba a tardar mucho en aparecer un concepto relacionado con la artesanía y la bisutería. Estamos hablando de la bio joyería, una nueva vertiente que busca elementos diferentes y naturales para fabricar joyas. Si hay un nombre que empieza a destacar ese es el del oro vegetal.
Se trata de una planta de Brasil, única, que crece en el desierto de Jalapao, cubierta de agua y arena. Su nombre original es Capim Dourado, pero se ha popularizado como oro vegetal. Es, de hecho, una hierba de flor blanca con fibras de aspecto metálico doradas, que mantienen este color una vez que se secan.
Dada esta particularidad, el Capim ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad, para proteger su cultivo. Aunque se trata de una planta que crece de forma silvestre, su recolección está regulada y reglamentada. Es más, solo pueden recolectar esta planta aquellos artesanos autorizados. Y dentro de su periodo natural: una vez que la flor aparece; entre agosto y septiembre.
Pero ese no es el único proceso por el que pasa el oro vegetal. Según la normativa, no se puede comercializar como materia prima. Por eso, se le decidió dar forma de producto terminado, para poder sacarlo al mercado. De esta forma, se estaría garantizando la continuidad del Capim.
Oro Vegetal en la joyería
Como decimos, todo el proceso está regulado: desde la recolección hasta la elaboración artesanal. Cuando termina la cosecha (hemos dicho agosto – septiembre), la planta se lava para quitarle el polvo. Previamente, se han dejado las flores en el campo para que vuelvan a crecer (de forma silvestre).
Cuando estos filamentos llegan “al taller”, comienza la magia. Todas las piezas están cosidas con hilo dorado de algodón, para seguir imitando el aspecto de la planta natural. En apariencia, es una pieza de color dorado, igual que el oro, pero mucho más ligero. Por tanto, cuando lleves unos pendientes o un collar de Capim, te sentirás más cómodo.
¡Nos encanta este descubrimiento! No solo porque abre una nueva variante al mercado de la joyería, sino porque brinda una oportunidad a proveedores brasileños que están en contacto con esta planta. Y, por supuesto, lo mejor de todo es que se trata de algo eco.
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